El joven Aureliano es testigo de un milagro en Macondo, un lugar envuelto en un aura mágica donde lo extraordinario se entrelaza con lo cotidiano. García Márquez desdibuja las líneas entre lo real y lo fantástico, llevando al lector a un viaje onírico donde la magia y la realidad se entrelazan sin esfuerzo.

La prosa de García Márquez teje un tapiz de sueños y realidades entrelazadas, donde lo imposible se convierte en parte del paisaje familiar de Macondo. A través de sus personajes y eventos, el autor nos invita a cuestionar nuestras percepciones de lo que es posible, desafiando las convenciones de la narrativa tradicional.

Al igual que en las películas que aplican técnicas similares, como «Her» y «Eternal Sunshine of the Spotless Mind», García Márquez nos transporta a un mundo donde la magia y la tecnología se funden en una realidad fluida. Su enfoque narrativo borra la línea entre lo natural y lo sobrenatural, llevando al lector a un reino donde lo inesperado es parte de la vida cotidiana.

En última instancia, «Cien años de soledad» y los films contemporáneos, comparten una exploración de la magia en lo mundano, desafiando las expectativas del espectador y el lector mientras exploran la complejidad del amor, la memoria y la realidad misma.