
Basada en la novela homónima de Walter Tevis, la película protagonizada por David Bowie nos transporta a un mundo surrealista, marcado por un estilo visual único, donde un visitante lucha por entender su caótico entorno y salvar a la humanidad de su trágico destino.

La película de ciencia ficción de 1976, dirigida por Nicolas Roeg y protagonizada por David Bowie, muestra la historia de Thomas Jerome Newton, un extraterrestre que llega a la Tierra con la misión de salvar su planeta. Sin embargo, al encontrarse con una sociedad consumida por el materialismo y los vicios, Newton se ve incapaz de comprender la naturaleza humana y el sufrimiento que él experimenta.
El hombre que cayó a la Tierra critica la obsesión con el materialismo y la tecnología. El protagonista se ve atrapado por la misma sociedad que él había venido a salvar.
David Bowie aporta un aire de rebeldía, surrealismo y un enfoque artístico vinculado a la contracultura de los años 70. Su cautivadora interpretación en la película, junto con la atmósfera experimental, nos conecta con una estética vanguardista, que explora la alienación, los límites de la tecnología, la deshumanización, las convenciones sociales y el establecimiento de estructuras opresivas.
Porqué pochoclearla…
El hombre que cayó a la Tierra es una película fascinante por varias razones.
Si eres fan de Bowie, verás una de sus primeras incursiones cinematográficas, donde interpreta un personaje que combina vulnerabilidad y misterio. Su presencia en pantalla es tan magnética y llena de sutilezas que logran que su personaje sea mucho más complejo que un simple alienígena. Además, en el film logra transmitir una sensación muy explícita sobre la alienación. Newton, el protagonista, se ve atrapado en una lucha interna y el sentimiento de desarraigo resuena fuertemente, se puede notar una desconexión o un sentimiento de extrañeza en su entorno.
La dirección de Nicolas Roeg es muy particular, con imágenes surrealistas y no lineales que invitan a una experiencia fuera de lo común. Es una película que juega con la forma en que se cuentan las historias, lo que la convierte en una experiencia que desafía al espectador a interpretar y reflexionar. Su ritmo pausado y atmosférico requiere paciencia, pero recompensa a los espectadores.
Con el tiempo, El hombre que cayó a la Tierra se ha convertido en un clásico de culto, apreciado por su enfoque experimental y sus temas profundos. Es una de esas películas que no necesariamente tiene un gran éxito comercial en su lanzamiento, pero que gana relevancia y admiración con el paso de los años. Por todo ésto es que El hombre que cayó a la Tierra es definitivamente una experiencia que dejará huella.
